…sentir, degustar, acariciar alguna espina, observar el nogal, escuchar el llamado apache a guerrear, ver al horizonte y sentirte invitado a un affaire a media noche…Hay refranes sin sabor y versos de empalago, hay una luna bella con serenata a orillas de algún lago, hay aves nocturnas con mirada infrarroja y jardineros con manos abiertas sobre el nogal que se deshoja…El tiempo espera a los hijos de las laderas en su diario vivir en medio de quejidos y chillidos, las apuestas al mejor mentor, el galardón al peor oidor, así es en las laderas el desenlace…La brisa humecta la piel, pues de ha deteriorado en su afán por esquivar al sol meridiano, el sol ha sacado su arco y los rayos se dirigen como saetas, los vientos aplauden a su favor, mas la piel susurra clemencia en su interior…Sentir las saetas del calor, degustar de las ampollas del dolor, acariciar el bronceado deseado, dejar que la piel produzca su tono, volver, agitarse y deleitarse en calor, no temiendo al dolor…Los capullos se liberan de su prisión, hay una mariposa presidiaría que bebe los aires de la libertad, los capullos han hecho un motín por los jardines penitenciarios, no hay carcelero ni barrotes que impidan la fuga, la fuerza de la mariposa ha vencido, en los jardines penitenciarios la libertad ha venido…No hay permuta o cambio en los jardines penitenciarios, solo han quedado algunas bartolinas inhóspitas, así como los hijos de las laderas en su triste andar, así como la luna en serenata a orillas de algún lago con capella sonata de algún mísero vago…
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