…un pergamino olvidado en manos de algún lacayo en tiza o tinta de etiqueta feudal, una pluma insistente, incipiente y desconsiderada a propósitos de libertad en ansias de correr y volar, en vías de escape en fuga a tiempo y destiempo…Vi sombras en juerga de ilusión, vi damiselas en conato de pasión y varones dandys en un buffet festín, vi ríos alabando al creador, vi al Señor Feudal aprendiendo clases de orador, vi a la Madre Teresa alzar la mano sin labia y fervor, vi a Calcuta enorgullecerse, vi al Señor Feudal estremecerse…Desde entonces las copas están vacías, desde entonces las gotas caen en arcilla, desde entonces el Señor Feudal ve mover su silla, desde entonces los Lacayos viven un mano a mano con rencillas…Escuche el gemir del necesitado, escuche la angustia del afligido, observe las llagas del lacerado, aborrecí al ego inflado, aplaudí a la sencillez, deje de observar y lo dejare para después…De mi tacto nace la sensación de haber traspasado alguna barrera lógica, de mi tacto nace la sensación de haber alcanzado una teoría a la sencillez, de mi tacto nace la sensación de libertad que el aire provee, de mi tacto nace el ademán al Señor Feudal sancionando lo que no ve, de mi tacto nace una guía al ciego y una luz al Lacayo, de mi tacto nace la sensación de mis labios que no se apegan y por eso no callo…
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